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Continuamos avanzando con Duke trabajando su agresividad hacia otros perros con nuestros perros tutores. Segunda sesión

abril 03, 2021 // by Vivir en Manada. //


Segunda sesión con Duke, un Pit Bull de 3 años de edad con una línea de pelea muy acentuada en su ADN.

Duke (ya lo contaba la pasada semana en su primera sesión), no admite perros de ningún tipo; da igual raza, sexo, color, tamaño, castrados o sin castrar.

En la primera sesión trabajé con él solo, para poder identificar parámetros de su mente y hacerme colega suyo (tanto así que lo conseguí).

En esta sesión, ha colaborado OPI, Pastor Alemán rehabilitado por mi de reactividad en fase roja (he perdido la cuenta de cuántas veces ha intervenido en menos de un ańo para ayudarme a modificar conductas agresivas y reactivas).

Por otro lado mis perros Urko y Sasha también han colaborado en la sesión. En esta ocasión, Urko ha jugado el papel más importante para mí. Sigo aprendiendo de mi maestro, de este perro que es un manual de conducta y comportamiento canino.

Urko actúa suelto sin correa en el 90% de la sesión, enviando señales de calma y pasotismo a Duke. Siendo el primer perro al que Duke llega a “oler el culo” en toda su etapa de vida.

Comenzándo la sesión con un Duke fuera de si, con pupilas dilatadas, ojos ensangrentados y un rugido que solo decía “quiero morder” ante un OPI paciente y calmado junto a su guía Jesús, tras comenzar a bajar impulsos, entra en escena Urko... (sigue sorprendiéndome cada día mi perro) para luego entrar a escena Sasha para comunicarle a Duke quien es la que lleva la batuta.

Finalmente y tras dos horas de sesión, Duke acaba con correa de 20 metros paseando a mi lado sin mirar a ningún perro. Su propietaria pasea con él ante el resto de congéneres y disfruta el momento. Comienza a tomar el control y la autoridad necesaria, trabajando las emociones de Duke para buscar una conexión sana y una comunicación bidireccional entre ambos, informando a su perro de que lo que está haciendo es correcto y es lo que espera de él.

Sin palabras por Monica, una mujer de bandera que se ha propuesto arreglar a su perro a toda costa y sin palabras por Duke, que va demostrando que quiere ser perro.

Una vez más y no la última, gracias a Jesús y Susana por colaborar con Opi y ni que decir, que mil gracias a Urko y Sasha, mis perros por estar ahí trabajando a mi lado, fabricando mentes felices.