
Ladridos excesivos a la puerta de casa, demanda de atención constante a los miembros de la familia, gruñidos cuando se abrazan entre ellos y ladridos de exigencia cuando quiere algo.
Conmigo la perra actúa de manera totalmente normal, incluso en ejercicios de autocontrol y gestión de los impulsos, no me ladra ni me exige. Acude a mis llamadas, me sigue a todas partes, se muestra como una perra totalmente feliz.
Caso complicado, pero ahí vamos a estar para dar en el clavo!
Seguimos!!! 






