Comenzamos la modificación de conducta con Chester. Un labrador de 5 años de edad.
Según me cuentan sus propietarios, Chester presenta problemas de conducta “agresiva” con humanos y perros, llegando a hacer el intento de morder a una persona en la calle.
En esta primera evaluación, hemos comenzado con bozal. Chester comenzó a ladrarme y a dar tirones de correa. Al leer su conducta, pasados 5 minutos liberé la correa y otros cinco minutos después, quité el bozal.
Chester tiene una impronta de veintitantos días lo cual ha producido que tenga falta de comunicación. También está castrado para intentar mejorar la conducta (un error que se comete muy asiduamente por desconocimiento y por malos consejos veterinarios), lo que ha inducido a potenciar aún más su reactividad por miedos, inseguridad y pérdida de identidad.
Lo importante es que en esta primera sesión, Chester y yo ya nos hemos hecho muy buenos colegas. No se ha separado de mí ni un segundo.
He valorado su gestión emocional, su autocontrol, su capacidad de olfato y su gestión de impulsos.
He sacado la emoción al perro, algo fundamental para crear una buena conexión conmigo y poder trabajar con él con total confianza y seguridad para el animal.
Ahora estamos preparados los dos, para comenzar su rehabilitación y convertir a Chester en un perro feliz.
Gracias M Ángeles y Daniel por confiar en Vivir en Manada.
Seguimos!!!
