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Comenzamos la modificación de conducta de Jack. Un Border Collie con problemas de agresividad

septiembre 21, 2020 // by Vivir en Manada //

 

 

Comenzamos con Jack, un Border Collie que presenta problemas de conducta agresiva derivadas del miedo, llegando a haber mordido por tres veces.

El miedo es lo peor que puede pasarle a un perro. Es una emoción que promueve y desencadena en conductas reactivas, agresivas, escapismo... y dan paso a su vez a un perro infeliz e insociable que vive todo el día en alerta usando como herramienta de defensa, su agresividad.

El recibimiento de Jack fue un ladrar constante de advertencia con una expresión corporal que hablaba por sí sola preparándose para morder. 

Tras tres horas de sesión, Jack me ha demostrado que quiere ser un perro diez. En su evaluación y lectura, he detectado que su miedo está repartido hacia dentro y hacia afuera, lo cual nos dará algo más de trabajo, pero lo importante es que Jack me ha demostrado que quiere romper sus barreras psicológicas (tiene muy buen fondo) y yo voy a ayudarle.

En la segunda hora comencé con acercamientos cortos y su respuesta fue mejor de la que esperaba. Tras poner a prueba su autocontrol me sorprendí bastante. Continué comenzando con los primeros ejercicios (para disminuir estress, fortalecer vínculos, trabajar el control del propietario, el autocontrol del perro...) para que su propietario comience su rutina de trabajo acompañado de las pautas necesarias para una convivencia mutua equilibrada y justa para todos.

Por último, se me ocurrió llamar a Jesus para que me trajese a “mi OPI” (para los que no lo conoceis es un perro con un pasado reactivo en fase roja al cual rehabilité y hoy día es parte de mi mano derecha), en el que nuevamente he depositado toda mi confianza para que actúe como tutor para completar mi evaluación e inicio de la rehabilitación. 

Comenzamos con la presentación y Jack presenta una reacción agresiva y un intento de ataque hacia Opi. Tras bajar tensiones, en ningún otro momento del trabajo en calle, hubo ni siquiera un mal cruce de miradas. 

Comenzamos estructurando los ejercicios, marcando la estrategia y definiendo bien los tiempos de trabajo con ambos perros. La sesión fue de notable alto. Hemos trabajado incluso acercamientos en diferentes direcciones hasta disminuir las distancias al mínimo, sin ningún incidente. 

De vuelta a casa, hemos entrado todos, incluido OPI y aunque sin interacción por parte de ambos (Opi sabe su trabajo) Jack ha llegado a tumbarse sin afectarle la presencia de OPI. 

Finalmente he acabado dándoles de comer a ambos perros en la misma mano trufa con trufa y ni el más mínimo incidente.

Estoy muy contento con este perro, me encanta encontrarme a perros con problemas graves que quieren y piden a gritos salir de sus problemas psicológicos. Perros colaboradores que aunque parecen complicados, no lo son... simplemente hay que saber encontrar sus interruptores y ponerlo en marcha. 

Manolo, mil gracias por tu trato, tu confianza y por la cerveza!!! Vamos a sacar a Jack de esto entre los dos